sábado, 27 de septiembre de 2014

CARTA AL ESTIMADO PROFESOR


Buenas, me llamo Talles, soy su alumno, desde ahora le voy a tratar con el debido respeto así como a usted le gusta que hagamos en clase. He tomado esta decisión de escribirle una carta por dos motivos, uno, nadie lo haría, porque nadie tiene agallas, y segundo, ya no aguanto pasar por eso otra vez más, como en tantas otras asignaturas en las que ya tuve, sentirme agobiado en clase, sin tener la palabra, sin tener libertad de decidir sobre lo que quiero, como quiero y cuando quiero estudiar.
Primero me gustaría decirle que podríamos ser amigos, podría usted ser amigo de cualquiera en clase, eso estrecharía las relaciones entre profesor y alumno, así como intentó Francisco Giner de Los Ríos, en el siglo XIX , con la Institución Libre de Enseñanza (ILE),  algo tan increíblemente innovador para la época, y que tuve el placer de conocer a través de un profesor muy parecido a los demás en su didáctica, por falta de práctica, pero con una cierta dosis de crítica en sus pensamientos. Sé que según las leyes (invisibles) que rigen la educación, el contacto que debe tener el profesor y su alumno está estrictamente ligado al acto de (des)enseñar y (des)aprender, así el profesor ya no se importa o no puede ponerse en lugar del alumno, que por ejemplo, ya no puede o no quiere seguir repitiendo esta misma “misa”, levantar por la mañana, ir a la universidad (o escuela) y recoger apuntes. Pero intentemos llegar al punto que creo ser importante.
Usted nos pide que guardemos silencio, lo hago, y  creo, muy bien, pero no puedo soportar su manera de enseñar tan dictatorial. No se puede hablar, no se puede usar el teléfono móvil, no se puede a veces utilizar el portátil, porque uno u otro puede acceder a sitios prohibidos que no permite el profesor. Pero dígame usted, si ¿le gustaría estar aburrido en clase, con una persona dictando cosas que solo estudiaremos unas pocas semanas antes de los exámenes, sacaremos una nota y ya está, aprobaremos, y solamente habremos escupido en el examen las cosas que nos ha escupido usted en clase, y en el día siguiente ya no sabremos nada?
En sus clases me parece que intenta usted decir que nosotros somos los que tenemos que ganar su confianza, y no usted la nuestra. Su manera de enseñar es tan antigua como la forma de distribuir los pupitres en clase, que en otro edificio del campus aún son pegados al suelo. La tarima de donde imparte usted las clases solo sirve para diseminar la ideología de poder, con alguien en el centro de todo, y que monopoliza el conocimiento. Paréceme que es adverso a las tecnologías, y me parece muy contradictorio que nos hayan enseñado en el curso pasado que el nuevo profesor debe trabajar junto a las tecnologías y no rechazarlas, así me parece ilusorio, pues nuestros profesores en clase lo demuestran de otra manera.
Imagino que usted piensa estar enseñando de la mejor manera, pero ¿qué cree que está enseñando? Según Paulo Freire, en Pedagogía de La Esperanza, el hecho de un profesor enseñar cosas no nos hace discente sino el hecho de que aprendamos algo, a partir de ahí sí, nos tornamos alumnos, discentes. O sea no es solo impartir, dar órdenes como un general sino conocer al alumno, saber lo que ya sabe, enseñarle y buscar saber si ha aprendido, dándole libertar de decidir sobre su propio conocimiento.
El libro que estoy leyendo actualmente explicita bien lo que ocurre en las clases desde cuando éramos niños hasta ahora, y le garantizo, no ha cambiado nada. Se llama rEDUvolution, hacer la revolución en la educación, de María Acaso. En el hay cosas como, “lo que enseñan los profesores no es lo mismo que aprenden los alumnos”, cada uno tiene su particularidad, cada uno tiene su cultura distinta, aunque sean del mismo país, han crecido en familias distintas y con maneras distintas, o sea piensan distinto unos de los otros. El profesor debe ser un artista, y crear. Debe ser como un DJ, mesclar de todo para mostrarles en clase a sus alumnos. No nascemos sabiendo todo, cambiar es difícil, pero no es imposible, buscar ayuda es sensato, pues soportar la carga solo es demasiado complicado, pero si la divides con más gente por supuesto será más fácil de trabajar.
Desde ya dejo claro que estas son palabras de alguien que ya no soporta vivir en este sistema de reglas y obligaciones que supone la educación, donde imaginé tener aquí más libertad de que cuando era uno más en la multitud de alienados que es la sociedad actual. Dejo claro también que digo todo eso porque quiero cambiar también, por mucho tiempo me quedé callado sin expresar mis opiniones, y creo que si no digo lo que pienso nada cambiará, así debemos hacer todos. No quiero que piense que no es capaz, sino que puede cambiar, puede lograr hacer algo innovador, todos podemos.



viernes, 26 de septiembre de 2014

ENREDÁNDOSE EN LA EDUCACIÓN

Tenemos un sistema educacional caducado, una educación industrial en tiempos en los que necesitamos a una educación verdadera, una educación que dé poder crítico al pueblo.

Este es el primer paso del año académico de los muchos que todavía quedan. En una performance que visa dejar la marca de cada alumno involucrado en la responsabilidad de ser un educador desde ahora hasta el futuro. Marcas estas dejadas en la forma de textos, frases o dibujos relacionados con el libro que vamos a utilizar este curso, rEDUvoltion de María Acaso, pegados a hilos de lana, simbolizando el enredarse de los alumnos al tema. Esta performance estará en el campus Viriato de Zamora hasta que el tiempo decida que ya es la hora de cambiarlo a materia orgánica, es decir, se dejará que el tiempo y la naturaleza se encargue de disolverlo.
A seguir mi aporte a la performance.









jueves, 25 de septiembre de 2014

CAMBIEMOS LOS PARADIGMAS - ESPACIOS DE PODER

NO SOMOS IGUALES ¿VERDAD?
La educación no es la misma en el mundo, ni en las comunidades autónomas, ni en las provincias...

¿Por qué debería ser igual para todos los alumnos?

Así debemos preguntarnos, pues nuestros centros ya no tienen el espacio adecuado para que tantos alumnos estén en una misma clase, la manera de enseñar ya no tiene sentido si en internet y en los juegos, los alumnos pueden encontrar cosas mucho más interesantes. 

Piensen por un momento...
  • ¿Porque sacar una carrera si eso ya no nos garantiza un futuro cierto? 
  • ¿Por qué se quejan nuestros alumnos de las clases aburridas?
  • ¿Por qué les interesa más los juegos que las mates o la lengua? 

Son preguntas así, y que necesitan respuestas urgentes, que nos harán repensar el significado de la escuela.
Hoy en día enseñamos para abastecer el mercado, no para que sea el alumno libre en sus elecciones en la vida. Preparamos nuestros alumnos para la COCA-COLA, BURGUER KING, etc. No preparamos nuestros alumnos para que sean grandes cantantes, bailarines, actores, mejores profesores. A nuestros alumnos en el futuro solo les interesa ganar dinero, por eso los que siguen por los estudios suelen ir a las carreras que les dan más posibilidades de ascender en la vida, porque para ellos lo más importante es eso, aumentar sus ganancias. El trabajo en equipo ya no vale es cada uno por si solo, así el que no pueda lograr llegar a la cumbre pues se queda para tras. No hay empatia.
Y seguimos educando siempre de la misma manera, ponemos una pizarra digital para disimular, pero la tarima y la posición de los pupitres siguen siendo los mismo que hace más de docientos años.

ESPACIOS DE PODER
Ellos están ahí, casi ocultos a ojos inocentes, pero siguen desde tanto tiempo antes que ya nos parece común, corriente o normal. Entretanto los espacios de poder existen y simbolizan el cuanto seguimos evolucionando en si tratando de educación, casi nada por así decirlo.
LAS ORGANIZACIÓN DE LOS PUPITRES...
Nos parece normal el modo como las sillas se encuentran en clase, todas en filas muy ordenadas, pero eso deja claro que nuestra libertad de elegir como nos gusta sentar es inexistente. Imagínense los pupitres de las facultad al lado, nuestros amigos de exactas, que son pegados al suelo, no pueden moverse a ningún lado, les duelen la espalda por ser tan incomodo sentarse allí. Y eso mis amigos son resquicios muy lejanos de una educación que no ha cambiado mucho desde entonces.
LAS TARIMAS...
Las inocentes tarimas, donde se pone un líder a dictar lo que deben hacer otros. Así como en otros ambientes significa que el que está arriba ejerce poder sobre los que están abajo, lo mismo pasa en clase. Se llama diseminación del poder, eso lo he estudiado en Sociología, porque aunque no sea evidente, nosotros futuros profesores estamos aprendiendo a ser igual al que está arriba, en el futuro vamos a hacer lo mismo, vamos a tratar los alumnos igual, porque día a día vamos aprendiendo que la dinámica que usa el profesor dictador nos sirve, no es la mejor, no me gusta, pero lo de reñir a cada error del alumno, mandar callar y mucho más le hace superior en clase. O sea, manda. Y eso es lo que haremos, igual, casi que inconscientemente. Infelizmente no entendemos el peso que tiene estas dinámicas antiguas en nuestras formaciones.

Ahora un bonus... Díganme si nos es igualita una sala de hoy a una sala de hace muchísimo en las siguientes fotos.